- La pandemia ha mostrado las graves deficiencias del modelo público y privado de trabajo con personas mayores.
- Este 1 de octubre no puede ser “uno más” y las entidades urgen a abrir un profundo debate político.
“La pandemia ha dejado al descubierto el desastre y no podemos perder la oportunidad de abordarlo”. Así de contundente es Modesto Chato de los Bueys, presidente de UNATE, La Universidad Permanente de Cantabria, y de la Fundación Patronato Europeo de Mayores (PEM) cuando analiza las políticas públicas sobre personas mayores en su conjunto.
Con motivo del Día Internacional de las Personas Mayores, que se celebra cada 1 de octubre, Chato ha enviado una carta al presidente del Gobierno, Miguel Ángel Revilla, en la que le solicita que “dé pasos más decididos” para que Cantabria cuente “con una política pública integral y transversal para las personas mayores que debe ir mucho más allá de los Servicios Sociales y que debe incluir a otras dependencias y consejerías fundamentales para abordar los déficits existentes”.
En la misiva, el presidente de UNATE y Fundación PEM, que llevan más de 40 años trabajando por los derechos de las personas mayores, recuerda que, más allá de la desproporcionada mortalidad durante la pandemia, el 22% de la población de la región con 65 o más años enfrenta problemas de movilidad, acceso al aprendizaje, falta de servicios sanitarios y administrativos de proximidad, infraestructuras inaccesibles, desigualdad, ausencia de una atención diferenciada a colectivos de mayores más vulnerables, apoyo a personas cuidadoras, brecha digital, falta de espacios de participación política, etcétera. “Circunscribir las políticas que ponen a la persona mayor en el centro a un departamento de una sola consejería es limitar el presente e hipotecar el futuro de casi 1 de cada 4 cántabros y cántabras”.
Por todo ello, las entidades piden la inmediata creación de “una comisión mixta sobre envejecimiento y vejez en la que estén sentadas todas las consejerías implicadas, así como representantes de la sociedad civil” y que en el plazo de un año elabore una propuesta de política pública integral. Esta política debería permitir que, “por un lado, las personas mayores gocen de una vida digna y completa en una sociedad cántabra que avance de forma decidida en descartar el edadismo; y, por otro lado, esa política debería entender el envejecimiento como un proceso que se da a lo largo del curso de la vida, por lo que necesitamos medidas que ayuden a las personas, desde su infancia, a entender este proceso y a adquirir hábitos sociales, culturales, emocionales y fisiológicos que fomenten su calidad de vida, su participación y su respeto por la diferencia”.