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Este martes 14 de junio de 2022, hemos acercado lo que, simbólicamente, está tan lejos. El desarrollo del conjunto de cuevas del Monte Castillo, en Puente Viesgo, ha transcurrido, en muchas ocasiones, de espaldas a la población del municipio. De importancia capital en el patrimonio del arte rupestre paleolítico europeo, las cuevas parecen más cercanas a un turista que reside a 600 kilómetros del municipio que de las personas que lo habitan.

Por eso, el equipo de UNATE en Puente Viesgo, en alianza con el Ayuntamiento, han facilitado que un grupo de 22 personas mayores del municipio hayan entrado a la cueva de El Castillo, algunas por primera vez en su vida, otras recordando la visita de la infancia. A esta acción se han incorporado también tres personas que viven en la Residencia Geriátrica de Puente Viesgo, dentro de un esfuerzo de la dirección de la misma, del Ayuntamiento y de UNATE de hacer cada vez más permeable este centro residencial en el que habitan más de 120 personas.

“Me ha gustado todo y ¡no lo conocía!”, explicaba sonriente una vecina de Las Presillas. Aunque la mayoría han tenido que esforzarse para sortear las escaleras de acceso a la cueva, pero todas las personas participantes creen que ha merecido la pena. Acompañados por personal de UNATE y de la residencia, así como por la concejala Ana Belén Salmón –que supervisa toda la intervención de UNATE y Fundación PEM en el municipio-, mujeres y hombres pudieron apreciar las pinturas que nos sitúan en los albores de la presencia del Homo sapiens en Europa. Casi 280 figuras que representan un paseo subterráneo por los orígenes del pensamiento simbólico, la mente abstracta y la expresión artística de nuestros ancestros más remotos. El derecho al acceso a la cultura, al ocio y al patrimonio propio es fundamental.

Vivo en Hijas y no había venido nunca, me ha encantado, especialmente la última sala…”, contaba otra de las participantes junto a una vecina de la localidad que confesaba que no entraba a la cueva desde que tenía 10 u 11 años… “¡Y tengo 61”. Algunas de las personas que participaron en la actividad de ayer habían visitado la cueva en una ocasión (“hace 12 o 14 años”, “es la segunda vez en 43 años que vivo en Puente Viesgo”), pero para todas y todos la experiencia fue maravillosa. Al final de la visita, una mayoría de las personas participantes decidieron terminar la tarde compartiendo un chocolate.

La vida de cercanía es la vida que nos permite tomar distancia para mirar con perspectiva.