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La Fundación La Caixa acaba de revelar los datos de una macro encuesta realizada a finales de 2018 a algo más de 14.000 personas usuarias de centros de mayores en todo el país (Cantabria representa el 1,4% del total de encuestados). Dos conclusiones principales que están muy relacionadas. Por un lado, un 68,5 % de las personas que acuden a los centros de mayores sienten soledad, de la cual el 53,7 % corresponde a soledad moderada, el 10,3 % a soledad grave y el 4,5 % a soledad muy grave. Por otro, la mayor parte de esas personas que asisten a los centros de mayores (alrededor del 65 %) manifiestan que están satisfechas con su vida, y que viven una vida con sentido y significado, pero hay un 33,8% de los encuestados, un alto porcentaje, cree que no tiene una vida con sentido y significado. Existe una alta correlación inversa entre la satisfacción vital y una vida con sentido y significado y la soledad, de tal manera que incidir en el desarrollo personal en la vejez puede mejorar la vivencia de la soledad.

El estudio “La soledad en las personas mayores: prevalencia, características y estrategias de afrontamiento”, es coordinado por el Dr. Javier Yanguas, director científico del programa de Personas Mayores de la Fundación ”la Caixa”. El informe determina que la soledad social (falta de conexión social y relaciones de apoyo) es ligeramente mayor que la soledad emocional (sentimientos de abandono, vacío y ausencia de personas queridas). Sin embargo, la soledad emocional aumenta a medida que la persona se va haciendo mayor. Respecto al género, la soledad afecta a hombres y mujeres de forma bastante similar: el 66,2 % de los hombres y el 69,4 % de las mujeres sufren soledad, pero la manera de experimentarla y vivirla tiene algunos matices. Por un lado, la soledad de los hombres se caracteriza por un déficit relacional focalizado en la ausencia de personas con las que relacionarse (conexión social), y especialmente en una falta de relaciones de confianza. Por otro lado, la soledad de las mujeres añade, a estos aspectos relacionales mencionados, sentimientos de vacío y abandono, como matices esenciales de una soledad más compleja. “La situación actual ha puesto de manifiesto hasta qué punto la soledad es una realidad extendida y compleja, que nos interpela a todos como sociedad”, ha subrayado la directora del programa de Personas Mayores de la Fundación ”la Caixa”, Cristina Segura.

Esta encuesta se realizó entre los meses de octubre y noviembre de 2018, a 14.832 personas que asisten a la red de más de 600 centros de personas mayores propios de la Fundación ”la Caixa” y en convenio con las administraciones públicas, de los cuales el 31,1 % son hombres y el 68,9 % mujeres. Un 40,89 % de los encuestados convive con su pareja, mientras que un 33,91 % vive solo, y el resto con otros familiares o amigos. El 49,2 % de los encuestados disponen de estudios primarios y un 25 % del total cuenta con estudios secundarios.

Las principales conclusiones son:

  • La prevalencia de la soledad en los centros de personas mayores es muy superior a la existente en la población general.
  • Se observa una leve mayor prevalencia de soledad social respecto a soledad emocional.
  • Se ha advertido más soledad social en hombres que en mujeres, y más soledad emocional en mujeres que en hombres.
  • Se han hallado diferencias de género en la experiencia de la soledad, más compleja y con mayores matices en las mujeres que en los hombres.
  • Son importantes las estrategias de afrontamiento tanto en la gestión de la soledad de cada una de las personas que la padecen, como en las posibilidades de incidir en su modificación como estrategia de intervención.
  • La mayoría de las personas que acuden a los centros de mayores manifiestan estar satisfechas con su vida, pero llama la atención la prevalencia de personas que no están satisfechas con su vida y/o consideran que no tienen una vida plena.
  • Existe una relación intensa entre la satisfacción vital, la vida plena y los sentimientos de soledad.
  • Destaca la relevancia de los recursos personales (estrategia de afrontamientos proactivos, visión positiva de la soledad, mayor coherencia entre valores propios y realidad cotidiana…) en las situaciones de confinamiento.