- Grupo Social UNATE reconoció la labor de sus voluntarias y voluntarios en un conversatorio con motivo del Día Internacional del Voluntariado
- La invitación para formar parte del programa de Voluntariado está abierta para las personas mayores que deseen poner en valor sus capacidades
A menudo, el día de la jubilación se espera con ilusión, se cuentan los días y las horas que faltan para llegar al momento en que, por fin, habrá tiempo para hacer todo aquello que impedían las largas jornadas laborales. Igual pasa con la pausa en las labores de crianza o cuidado, cuando la casa se va vaciando y comenzamos a tener más tiempo. Sin embargo, después de la “luna de miel” que supone manejar el tiempo al antojo llegan irremediablemente los días largos y los “tiempos muertos” acompañados de una sacudida. “Dejas de ser lo que eras y te quedas sin nada que aportar”, explica Alejandro Novo quien cuenta lo que sintió tras finalizar una vida laboral de 30 años en los que fue director de una planta industrial y obtuvo un Máster en Inteligencia Emocional. “Me sentía un poco excluido de la sociedad”, admite.
Pero no todas las personas que llegan a la edad de jubilación pasan por la misma experiencia. En contraste, Araceli Rodríguez Araujo relata que tras ver un cartel en UNATE que invitaba a sumarse al voluntariado supo que la experiencia adquirida durante 42 años en una empresa de instalaciones eléctricas sería útil para quienes no dominan las herramientas digitales que hoy en día se usan para casi todo. “Yo no me siento excluida. Al contrario, me sentía más incluida (en la sociedad) porque tengo más tiempo para hacer más cosas”.
Como decenas de personas, Novo y Rodríguez Araujo forman parte del Programa de Voluntariado de Grupo Social UNATE (formado por UNATE, La Universidad Permanente de Cantabria y la Fundación Patronato Europeo de Mayores-PEM) que coordina Cristina Bezanilla desde febrero de 2024.
“El voluntariado es una estrategia para que las personas mayores ejerzan su derecho a la participación social. Es un programa en el que proponemos romper esa mirada edadista y quitar el sesgo con el que los medios de comunicación miran a las personas mayores”, destaca Bezanilla durante un conversatorio organizado para reconocer y agradecer a las y los voluntarios del Grupo Social UNATE con motivo del Día Internacional del Voluntariado que se celebra anualmente el 5 de diciembre.
En el Programa de Voluntariado de Grupo Social UNATE las personas mayores con experiencia en distintos campos y disciplinas se transforman en profesores, facilitadores o instructores que ofrecen sus conocimientos a quienes así lo piden. También son voluntarias en las campañas de incidencia que el grupo impulsa, en proyectos piloto de acompañamiento a otras personas mayores, o en acciones culturales o sociales organizadas por las dos entidades del grupo. En palabras de Bezanilla, “este programa pone en valor la experiencia de las personas mayores”.
Araceli Rodríguez Araujo es la primera voluntaria en el programa Silbo, tu ayuda digital en el que da acompañamiento individualizado a quienes requieren mejorar sus habilidades digitales a través del teléfono móvil como, por ejemplo, usar aplicaciones móviles, tramitación de documentos de la administración pública, pagos electrónicos, uso de redes sociales, gestión de citas previas y seguridad digital, entre otros. Una necesidad que creció a raíz de la pandemia de 2020, cuando la vida en el encierro se volcó hacia lo digital. En su opinión, el voluntariado conlleva una doble satisfacción pues además del acompañamiento hay convivencia y amistad.
Araceli Rodríguez Araujo, además, forma parte de Lideresas, un grupo de voluntarias que participan de manera activa en acciones sobre igualdad y empoderamiento de la mujer. Ellas, guiadas por Mónica Ramos Toro, coordinadora técnica de UNATE, construyeron en este año una serie de frases para identificar la violencia de género hacia las mujeres mayores, líneas que fueron trasladadas al lenguaje audiovisual y que resultó en el vídeo de la campaña Violencia de género y mujeres mayores: nombrar lo invisibilizado.
Para el Día Internacional de la Mujer en este mismo 2024, otro grupo de voluntarias fue parte de la creación del rap feminista de las mujeres mayores para el 8M y para todos los días. “Las participantes en el rap salieron del grupo de teatro (de UNATE)”, recuerda Mary Carmen García Barquín, alumna que se convirtió en voluntaria al participar en ese vídeo. Para ella “el voluntariado va ligado a las inquietudes. Recibes muchísimo más de lo que das”.
Ante un grupo de unas 20 personas que acuden a la celebración del 5D, Bezanilla pide a Novo y a Rodríguez Araujo que cuenten cómo ha sido su experiencia como voluntarios. Novo recuerda que quiso poner en práctica lo aprendido en el Máster en Inteligencia Emocional y, apoyado en un programa que se imparte en Madrid sobre salud mental, ideó el curso “Atrévete a mejorar tu bienestar emocional”. Hasta ahora, cuenta, han sido dos años “de no parar” de impartir encuentros y charlas sobre el tema. “Tengo otro sentido de la vida y eso lo he encontrado aquí (en el voluntariado)”. “Siempre que termino una charla y compartimos (lo aprendido) veo que la gente se lleva algo. Hay veces que me aplauden. Merece la pena el cariño de la gente, es mucho más lo que te dan”.
En palabras de Araceli, el voluntariado es “una plataforma que te deja hacer” y pone en valor el convivir y ver a las personas con quienes comparte el programa de habilidades digitales.
El programa cuenta actualmente con 30 voluntarios en seis municipios. “Ha crecido poco a poco y está en revisión constante. Es algo vivo”, expresa su coordinadora.
El voluntariado que se hace en UNATE, subraya, es un espacio que se construye entre todos y todas, en el que las personas mayores encuentran “un traje a medida” pues tienen la posibilidad de poner en práctica sus capacidades según los conocimientos y el tiempo del que disponen. “Lo importante es querer colaborar”, destaca.
Con el voluntariado “no hacemos favores, el voluntariado es una decisión personal de seguir activo”, recalca Francisco Gómez Nadal, gerente de UNATE. La Universidad Permanente y de la Fundación PEM. “Tardamos mucho en darle forma al programa porque no queríamos un voluntariado anclado en la caridad o en el voluntarismo, sino un espacio flexible donde cada persona encontrara su lugar”.
Casi para terminar, Bezanilla lanza la invitación para que el voluntariado amplíe sus posibilidades: le demandan un taller de tejido y otro de lectura. Luego, las y los voluntarios recibieron, a manera de agradecimiento, una pintura creada para la ocasión por Sonia Piñeiro, ilustradora y facilitadora del curso de dibujo de UNATE.
A la hora del picoteo, María José Gutiérrez, una de las Lideresas que protagonizan el vídeo sobre la violencia hacia las mujeres mayores, se ofrece para colaborar en el de lectura y propone comenzar con “La trenza” un libro pequeño, cortito.
El día del acto, por la mañana, Cristina Bezanilla preparó cuidadosamente un guion con las palabras y las preguntas que iba a formular. La participación de los asistentes fue tan copiosa que ya no quedó tiempo para leer la frase elegida para el cierre. Para ella, el voluntariado podría resumirse en estas líneas del periodista y escritor uruguayo Eduardo Galeano (1940-2015): “Mucha gente pequeña, en sus lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”.